Asegúrate de dejar el alojamiento de la misma forma que te gustaría encontrarlo. Viajar con su mascota es un privilegio. No lo pierdas.
Mantén a tu perro bajo control todo el tiempo. A otros turistas puede no gustarles o incomodarles que tu mascota les lama, bese, o salte encima. Aunque nosotros conocemos a nuestro perro y sabemos lo afable que es, otras personas no y pueden asustarse.
Lleva siempre una cama para tu perro y una manta para cubrir el sofá del alojamiento, en caso de que tu perro tenga por costumbre subirse.
Si tu mascota es de pelo largo o viajáis en época de muda, asegúrate de que haya un aspirador en la casa de vacaciones.
Si sales para visitar la zona, no dejes a tu mascota sola y encerrada todo el día. Trata de encontrar un lugar donde pueda estar. Puedes buscar un servicio de canguro para mascotas.
Respeta las restricciones del alojamiento. El establecimiento no tiene la obligación de aceptar a tu mascota.
Mantén especial atención a las deposiciones de tu mascota.
Adáptate a las culturas y costumbres de los países que visites. Es probable que culturalmente nuestra mascota no sea vista de forma tan amigable como la vemos nosotros.
Cumplir siempre con las regulaciones locales (prohibición de mascotas en las playas, obligación de atar a las mascotas dentro de los límites del establecimiento…). Mejor evitar problemas con la justicia local durante tus vacaciones.
El mismo respeto se debe aplicar hacia las personas que viven en el lugar. Por ejemplo: algunos restaurantes franceses aceptan mascotas que se comporten correctamente.